martes, 10 de julio de 2007

Ejército… ¿la mejor opción?


Como ya sabemos (y a quien no le informo), el ejército anda en las calles, según, luchando contra el narcotráfico a partir del inicio del sexenio de Felipe Calderón por órdenes del mismísimo presidente, y aclaro por órdenes del primer mandatario por que en el artículo 129 de nuestra Constitución dice que “ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tenga exacta conexión con la disciplina militar” , lo que significa que todos los retenes son ilegales; pero bueno, el presidente manda, y si eso dice eso se hace.
También sabemos que han ocurrido una serie de acontecimientos que ponen en duda el buen desempeño de las fuerzas castrenses y del buen juicio del presidente, como la matanza de una familia en Sinaloa, las mujeres violadas en Michoacán (aquí la CND ya confirmó por lo menos dos) o la presunta violación de una viejita en Zongolica, Veracrúz, Ernestina Ascencio (bueno, pero de ésta ya la libraron los militares por que dijeron que se murió de gastritis).
El problema es que no es la PGR sino el Tribunal Militar quien sigue el proceso por el delito de “violencia contra las personas, causante de homicidio y lesiones calificadas” por lo que la sentencia será mínima según el código militar, de uno como pena mínima y si se ponen muy locos veinte años, y todavía falta que los declaren culpables, por que todavía pueden alegar que “se hizo en cumplimiento de una orden militar”, es decir, en el principio de la “obediencia debida”.
Ante esto, los ciudadanos quedamos indefensos ante la militarización de la procuración de justicia. No es posible que viendo tales violaciones a los derechos humanos no se frene con la “guerra” emprendida por Felipe Calderón.
Voy de acuerdo con que la policía no ha sido suficiente para combatir el narco y que no están lo suficientemente entrenados para hacerlo pero, ¿quién nos dice que el ejército si?, si el ejército tampoco puede ¿qué sigue?, ¿esperamos más muertes de gente inocente? O ya de plano el empleo del ejército no como último recurso, sino como el único, y hay si… ¡¡¡Agarrémonos confesados!!!

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